I. Enfermedad de Alzheimer

La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia que se encuentra entre las personas de edad avanzada, apareciendo particularmente en personas de más de 60 años. Ocurre cuando el daño a las células nerviosas se extiende por todo el cerebro, es una enfermedad cerebral irreversible que provoca el deterioro del funcionamiento cognitivo, que incluye el pensamiento y la memoria.

Los síntomas de la enfermedad de Alzheimer comienzan lentamente. A menudo atribuido a la vejez, las personas empiezan gradualmente a ser más olvidadizas, lo que luego progresa a problemas más serios de juicio y reconocimiento y, más tarde, afecta a la capacidad de la persona para funcionar en la vida diaria.

II. Los Primeros Signos de Alerta de la Enfermedad de Alzheimer

Una persona que envejece puede empezar a mostrar signos de pérdida de memoria, señalando el debilitamiento de su salud cognitiva. Esto a menudo ocurre antes de que se produzca cualquier deterioro en términos de independencia física. Pero no todas las señales de olvido deben atribuirse a la enfermedad de Alzheimer. Aquí están los 10 signos tempranos de advertencia de la enfermedad de Alzheimer ampliamente aceptados.

1. Pérdida de memoria que afecta a las actividades diarias

Es normal que una persona de edad avanzada olvide ocasionalmente los nombres y las citas, pero una persona que sigue olvidando información recientemente aprendida o que sigue preguntando la misma información varias veces podría estar desarrollando la enfermedad de Alzheimer.

2. Desafíos en la resolución de problemas

Mucha gente, viejos o jóvenes, cometen errores de vez en cuando. Sin embargo, una persona puede mostrar una señal de alerta temprana de la enfermedad de Alzheimer si tiene dificultades para mantenerse al día en tareas simples como seguir una receta.

3. Dificultad para realizar las tareas diarias

Si bien es normal que las personas mayores tengan problemas para utilizar la tecnología moderna, una persona mayor sana no debería tener ninguna dificultad para realizar las tareas que está acostumbrada a hacer, como conducir o jugar a un juego conocido.

4. Confundir los tiempos y los lugares

Es normal que todos olviden ocasionalmente la fecha o incluso el día de la semana, pero considérelo una señal de alerta temprana si su ser querido de edad avanzada sigue perdiendo la pista de la temporada actual o no nota el paso del tiempo como usted.

5. Problemas para leer y juzgar las distancias

Es común que muchas personas mayores tengan que usar gafas de lectura cuando leen, pero la dificultad real para entender las palabras es un problema. Algunas personas mayores también tienen problemas para juzgar las distancias, mientras que otras no se reconocen en el espejo.

6. Dificultades para conversar

La mayoría de nosotros hemos tenido dificultades para encontrar la palabra correcta, pero una persona que muestre signos tempranos de la enfermedad de Alzheimer tendrá problemas para conversar. Una persona con la enfermedad puede detenerse en medio de la conversación y olvidar lo que acaba de decir. Algunos también experimentarán la repetición de lo que acaban de decir.

7. Perdiendo la capacidad de encontrar sus propias cosas

Es completamente normal que todo el mundo pierda cosas de vez en cuando, pero una persona que sufre de demencia o de Alzheimer no tendría la capacidad de rastrear sus propias cosas. Podrían poner las cosas en lugares inusuales (gafas de lectura dentro de la nevera) y luego acusar a otra persona de robar sus pertenencias.

8. Mal juicio

Todo el mundo toma ocasionalmente decisiones precipitadas, especialmente con el dinero, pero un anciano con la enfermedad de Alzheimer puede correr un riesgo real de ser víctima de grandes estafas debido a su mal juicio. También podrían empezar a prestar menos atención a la higiene personal.

9. Falta de interés en las actividades sociales

Es típico que las personas se retiren de las actividades sociales debido al cansancio o a una agenda ocupada, pero puede que note que su ser querido con la enfermedad de Alzheimer muestre una falta de interés real en las cosas que antes le gustaban, como los pasatiempos, hablar con los amigos o ver su deporte favorito.

10. Cambios de personalidad

Por último, una persona que presenta síntomas de la enfermedad de Alzheimer también exhibiría cambios drásticos en su personalidad, que incluyen pero no se limitan a la confusión, la sospecha, el miedo y la depresión. Esto es diferente de los sentimientos negativos temporales que todo el mundo experimenta de vez en cuando.

Si usted siente que su ser querido está mostrando estos signos tempranos de advertencia de la enfermedad de Alzheimer, póngase en contacto de inmediato con su médico de atención primaria para obtener un diagnóstico adecuado.

III. La Causa de la Enfermedad de Alzheimer

El riesgo de una persona de desarrollar la enfermedad de Alzheimer aumenta con la edad. Aunque la causa exacta de la enfermedad aún se desconoce, los científicos creen que se desencadena por una combinación de factores de estilo de vida, ambientales y genéticos.

Se cree que el daño de las células cerebrales o de las neuronas es la principal causa subyacente de la enfermedad de Alzheimer. Hay dos formas en las que el daño de las células cerebrales puede ocurrir. Primero, las células cerebrales pueden ser dañadas por placas, que contienen depósitos de beta-amiloide, un fragmento de proteína, y se acumulan entre las células nerviosas. Segundo, las células cerebrales también pueden ser dañadas por enredos, que son fibras retorcidas de una proteína llamada tau.

Estas placas y enredos tienden a seguir un patrón predecible, comenzando en áreas vitales para el aprendizaje y la memoria antes de extenderse a otras regiones del cerebro. Mientras que las personas pueden desarrollar placas y enredos con la edad, las personas que tienen la enfermedad de Alzheimer tienden a tener mucho más que la persona común.

Como ya se ha mencionado, el riesgo de desarrollar la enfermedad aumenta con la edad, pero un historial familiar de la enfermedad de Alzheimer pone a una persona en un riesgo aún mayor de contraer la enfermedad.

IV. El Papel de la Genética en la Demencia y la Enfermedad de Alzheimer

Si bien factores como la edad, la historia médica, el medio ambiente y el estilo de vida desempeñan un papel en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, la ciencia de la genética también desempeña un papel importante en la comprensión de la naturaleza de la enfermedad.

Cada persona tiene un código genético y una variación genética únicos, lo que significa que usted tendrá una versión ligeramente diferente de un gen incluso dentro de su familia. Estos genes a veces alteran ligeramente el riesgo de una persona de contraer enfermedades relacionadas con el estilo de vida como la diabetes, el cáncer y la enfermedad de Alzheimer.

Tener un pariente con la enfermedad no significa automáticamente que usted también la contraerá, ya que hay otros factores que deben considerarse. Sin embargo, es importante comprender que su factor de riesgo es alto y, por lo tanto, es necesario tomar medidas preventivas lo antes posible.

Los investigadores pudieron identificar varios factores genéticos que podrían poner a algunas familias en un mayor riesgo de desarrollar demencia o la enfermedad de Alzheimer.

En primer lugar, están lo que los expertos llaman genes defectuosos. En este caso, que resulta ser muy raro, una persona puede heredar de uno de sus padres un gen que no funciona correctamente. Llamado mutación genética, este gen puede afectar al funcionamiento del cuerpo, lo que puede hacer que la persona desarrolle una enfermedad incluso sin otros factores de riesgo.

En algunos casos, una persona puede desarrollar una forma rara de demencia a partir de estos genes defectuosos, que son hereditarios, se transmiten directamente de un progenitor afectado y afectan a muchos miembros de la familia. El hecho de tener una de estas mutaciones genéticas puede definitivamente poner a una persona en riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer a lo largo de su vida.

Luego, una persona podría desarrollar una de las formas más comunes de la enfermedad, que es la enfermedad de Alzheimer de inicio tardío, si lleva algunos genes de riesgo. La enfermedad de Alzheimer de inicio tardío afecta comúnmente a las personas mayores de 65 años y es probable que sea causada por una combinación de factores de riesgo como la edad, el medio ambiente, el estilo de vida y la genética.

Una persona puede ser portadora de algunos genes de riesgo asociados con la enfermedad de Alzheimer. Los científicos han encontrado más de veinte genes diferentes que podrían afectar el riesgo de una persona de desarrollar la enfermedad. Sin embargo, no todas las versiones del gen tienen un gran impacto en el riesgo.

Por último, los científicos también han descubierto el gen de riesgo más conocido que se sabe que eleva el riesgo de que una persona contraiga la enfermedad de Alzheimer. El APOE es un gen que produce una proteína que mantiene felices a las células cerebrales. Tiene tres versiones diferentes, APOE2, APOE3 y APOE4, y una persona hereda un gen APOE de cada uno de sus padres.

Se ha descubierto que en algunos casos, una persona que tiene una copia de APOE4 tiene tres veces más probabilidades de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. No sólo eso, sino que también corre el riesgo de desarrollar la enfermedad a una edad más temprana. Y en casos más raros, si una persona hereda dos copias de APOE4, tiene ocho veces más
probabilidades de contraer la enfermedad.

Sin embargo, también vale la pena señalar que debido a otros factores contribuyentes, una persona en riesgo puede no desarrollar nunca la enfermedad de Alzheimer.

V. Pruebas Genéticas para Detectar la Enfermedad de Alzheimer

Gracias a los avances científicos en el campo de la medicina, se pueden realizar pruebas genéticas para determinar si una persona ha heredado un gen de riesgo asociado a una enfermedad concreta. Esto podría ayudarnos a evaluar nuestro nivel de riesgo y prevenir la enfermedad mejorando nuestro estilo de vida.

Un panel de prueba de predisposición genética realizado en un centro de pruebas de ADN reconocido determinará si usted está en riesgo de obtener una lista de enfermedades, que incluye la enfermedad de Alzheimer.

Además de entender sus riesgos personales, recuerde que los genes defectuosos asociados con la enfermedad de Alzheimer se transmiten a los niños. Esto significa que si usted es portador de un gen defectuoso, sus hijos tendrán una de cada dos posibilidades de heredar el mismo gen, lo que también los pone en riesgo de desarrollar la enfermedad.

Este tipo de prueba de ADN, llamada prueba genética predictiva, se realiza antes del desarrollo de los síntomas. Lo ideal es que toda la familia participe en la decisión de someterse a una prueba genética. Si una persona se somete a una prueba y se determina su mutación genética específica, también se debe animar a los niños y a los hermanos a que se realicen la prueba.

VI. Enfermedad de Alzheimer: Después del Diagnóstico

Comprender los riesgos de contraer la enfermedad de Alzheimer es una cosa; ver los primeros signos de advertencia de la enfermedad que exhibe un miembro de la familia es otra. Comprenda que es normal que la familia se aflija. Mientras tanto, procese estas emociones y ayude a su ser querido a enfrentar el diagnóstico.

Usted conoce a su ser querido más que nadie, así que permítale afrontar la noticia a su manera. A algunas personas les gustaría tener compañía, mientras que otras prefieren que se les deje solos por un tiempo. Tal vez quiera pedirle a su médico que lo remita a un consejero o a un grupo de apoyo local que pueda ayudar a su familia durante este difícil momento.

También es importante tratar de no entrar en pánico y mantenerse al tanto de las cosas. Recuerde que su ser querido será muy vulnerable y es importante que su cuidador esté atento para evitar que ocurran situaciones potencialmente estresantes y peligrosas.

Con la enfermedad de Alzheimer, su ser querido pierde la capacidad de cuidarse a sí mismo y de realizar las tareas diarias. Revise los posibles riesgos en casa, como las escaleras, que podrían ponerlos en peligro. Instale una silla de ducha y barras de sujeción en el baño para evitar que se caigan accidentalmente. Localice las superficies resbaladizas y coloque alfombras o tapetes antideslizantes en el suelo.

Recuerde guardar bajo llave los productos químicos tóxicos, los cuchillos, las herramientas afiladas y los aparatos eléctricos, e instale cerrojos a prueba de niños en los armarios que los contengan. También guarde bajo llave cerillas, encendedores, alcohol y bolsas de plástico. También vale la pena quitar las cerraduras de las puertas, aparte de las puertas delanteras y traseras, para evitar que su ser querido se encierre accidentalmente.

No olvide buscar minuciosamente objetos aparentemente seguros pero potencialmente peligrosos. Retire las frutas, verduras y bebidas falsas de la casa que puedan parecer comestibles para su ser querido. Elimine las plantas que son tóxicas si se ingieren. En general, evite el desorden y las cosas que puedan causar que se tropiecen y caigan; en su lugar, mantenga toda la casa tan limpia como sea posible.

Si tiene puertas y ventanas de vidrio, haga una marca en ellas para hacerlas visibles. Cubra los enchufes eléctricos no utilizados. Si tiene una piscina, manténgala cubierta. Considere también la posibilidad de retirar las bicicletas y otros vehículos si su familiar tiene demencia avanzada.

Si tienen limitaciones físicas, asegúrese de que todas las áreas de la casa sean accesibles con una silla de ruedas o un andador. Instale rampas o escalones resistentes y amplíe las puertas. Ponga en toda la casa luces nocturnas que se enciendan automáticamente por la noche.

Otra cosa que vale la pena considerar es quitar el teléfono de la casa. El sonido del teléfono podría ser confuso e incluso aterrador para una persona con Alzheimer, sin mencionar que podría recibir una llamada de un potencial estafador.

Finalmente, instale alarmas de humo y detectores de monóxido de carbono y colóquelos cerca de la cocina y los dormitorios. También es útil instalar un circuito cerrado de televisión o un monitor para bebés en casa para asegurarse de que su ser querido esté bajo constante supervisión. No olvide revisar las cerraduras de la puerta principal y la trasera, así como las ventanas. Lleve consigo un juego de repuesto de las llaves de la casa. Simplemente haciendo su casa lo más segura posible permitirá a su ser querido seguir funcionando tan independientemente como su condición lo permita y, al mismo tiempo, disminuirá el estrés de su parte.

VII. Cuidado de un Ser Querido con Enfermedad de Alzheimer

El diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer es una noticia seria y grave para la mayoría de las personas, y a menudo indica muchos cambios drásticos en la casa y en la dinámica de la relación familiar. Cuidar a un ser querido con la enfermedad de Alzheimer es un desafío no sólo por la pérdida de conciencia cognitiva del paciente, sino también por los impredecibles cambios de personalidad.

Para ayudarle a lidiar con las dificultades de cuidar a un ser querido con demencia, aquí hay algunos consejos que debe recordar.

En primer lugar, evite resentirse con su ser querido recordando que no tiene control sobre su pérdida de memoria y otros síntomas relacionados. Recordarse a sí mismo que es la enfermedad la que hace que hagan comentarios hirientes podría ayudarle a ser más paciente con su ser querido.

Segundo, no deje que la enfermedad le impida expresarle su amor al otro. Sigue siendo la misma persona, y aunque las cosas están cambiando, cree pequeños momentos amorosos como tomar su mano y besar su mejilla. También puede que descubra que simplemente preparando su comida favorita le alegrará el día… y el suyo también.

Además, agregue un generoso toque de humor a su día. Recuerde cosas divertidas con su ser querido o comparta un chiste que haya escuchado recientemente y ríanse juntos. La risa beneficia no sólo al paciente sino también al cuidador.

Finalmente, no espere hacerlo todo usted solo. No rechace la ayuda de los miembros de la familia, sino más bien, delegue las tareas a cada miembro de la familia. Si su familia no está disponible, acérquese a su comunidad y pida ayuda a sus vecinos para hacer las tareas o los mandados. Es posible que descubra que hay personas muy dispuestas a ayudar. También puede unirse a un grupo de apoyo local o en línea para recibir ánimo y ofrecimientos de ayuda.

VIII. Cómo Controlar los Síntomas de la Enfermedad de Alzheimer

Actualmente, todavía no hay una cura conocida para la enfermedad de Alzheimer. Aunque hay ciertos medicamentos prescritos a los pacientes, estos están destinados a aliviar temporalmente los síntomas y no están destinados a tratar la enfermedad.

Afortunadamente, hay una manera de frenar los síntomas de la enfermedad de Alzheimer y evitar que avance. Los científicos realizaron estudios en personas a las que ya se les había diagnosticado las primeras etapas de la enfermedad de Alzheimer y descubrieron que el ejercicio físico producía un impacto positivo significativo en la enfermedad.

Los investigadores descubrieron que la actividad física, o los entrenamientos de intensidad moderada a alta en particular, ralentizaban los síntomas biológicos de la enfermedad de Alzheimer. Además, se demostró que estos entrenamientos también producían mejoras en las funciones cognitivas.

El Dr. Steen Hasselbalch de la Universidad de Copenhague realizó un estudio en 200 personas a las que se les diagnosticó la enfermedad de Alzheimer leve o moderada. Algunos de los participantes fueron asignados a hacer ejercicio tres veces a la semana durante 16 semanas, mientras que el resto continuó sin un régimen físico regular. Se les dijo que se ejercitaran a un nivel de moderado a intenso para alcanzar un 70% a 80% de su ritmo cardíaco máximo.

Al final del estudio, el Dr. Hasselbalch y su equipo encontraron que los que hacían ejercicio mostraban menos síntomas como cambio de humor, depresión y ansiedad que el grupo que no hacía ejercicio. Todos los participantes también fueron examinados en cuanto a memoria, lenguaje, velocidad mental y otras funciones cognitivas, y los que hacían ejercicio se desempeñaron mejor intelectualmente.

Los entrenamientos de moderados a intensos son de hecho un desafío para los adultos mayores que están acostumbrados a vivir un estilo de vida sedentario. Dicho esto, los expertos recomiendan que los pacientes comiencen con un nivel de intensidad con el que se sientan cómodos y aumenten gradualmente el nivel de intensidad. Según el Dr. Hasselbalch, el nivel de intensidad del entrenamiento es importante para lograr resultados favorables, pero incluso el simple hecho de salir de casa e interactuar con otras personas podría reducir los síntomas de la enfermedad relacionados con el estado de ánimo. Los beneficios producidos por la actividad física nos muestran que la enfermedad de Alzheimer no es un callejón sin salida como se pensaba antes.

IX. Resumen

La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad cerebral progresiva que afecta las capacidades cognitivas de una persona mayor. Un paciente que padece la enfermedad mostrará síntomas reveladores como pérdida de memoria, falta de juicio, dificultad para realizar tareas familiares, falta de interés en los pasatiempos y cambios de personalidad o cambios de humor.

Aunque los médicos aún no han determinado la causa exacta de la enfermedad de Alzheimer, se reconoce que la enfermedad se desencadena por una combinación de factores relacionados con el estilo de vida, el medio ambiente y la genética. Para algunas personas, el riesgo de desarrollar la enfermedad es mayor porque heredaron ciertos genes asociados con ella. Afortunadamente, se pueden realizar pruebas genéticas para determinar los niveles de riesgo de una persona, así como los de su familia.

A los pacientes que tienen Alzheimer leve se les anima a hacer ejercicio regularmente para frenar los síntomas. Al final, tanto si se ha hecho la prueba de un gen de riesgo como si no, y si tiene un historial familiar de la enfermedad, es muy importante llevar un estilo de vida saludable que pueda prevenir no sólo la enfermedad de Alzheimer sino también una serie de otras enfermedades relacionadas con el estilo de vida.

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